2 CORINTIOS 4: 3-4

Si nuestro Evangelio todavía resulta impenetrable, lo es sólo para aquellos que se pierden, para los incrédulos, a quienes el dios de este mundo les ha enceguecido el entendimiento, a fin de que no vean resplandecer el Evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.




martes, 1 de septiembre de 2009

¿Qué es una secta y qué no es una secta?

¿Qué es una secta y qué no es una secta?

P. Dr. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E



Pregunta:
Estimado Padre:En el lenguaje del periodismo se habla a veces de «secta» refiriéndose a cosas muy diversas, hasta se menciona como «secta» a instituciones como el Opus Dei, los Neocatecumenales, los Legionarios de Cristo o el Instituto del Verbo Encarnado, Sodalitium Christianae Vitae, etc. Supongo que usted estará al tanto de esto, pues no hace mucho tiempo el periodista Alfredo Silleta acusó de sectas a algunos de estos grupos 1. Esto me confunde, por eso quería pedirle que me envíe una caracterización de una secta, según la doctrina del Magisterio o al menos expuesta por serios autores.


------------------------------------------------------------------------------------


Respuesta:
Estimado:Hace bien en pedir una caracterización de lo que es una «secta» según la doctrina de serios autores. Hoy en día cualquiera se arroga el título de «sectólogo», porque escribir de las sectas «guitarreando»2 es facilísimo y normalmente se puede hacer con total impunidad, porque en este tipo de personas no vale la pena gastar tinta; sus lecciones y acusaciones son paja que se lleva el viento (Salmo 1, 4). Escribir en serio sobre este fenómeno exige, en cambio, preparación y cultura religiosa e histórica; y, sobre todo, honestidad. Por eso no hay tantos.La expresión «secta» admite, por lo menos, tres usos diversos. El primero en la línea de su sentido etimológico original (con dos aplicaciones relacionadas entre sí); el segundo es exclusivamente subjetivo y el tercero sería el uso más moderno y derivado.Etimológicamente secta viene de sectare que en latín significa cortar, desgajar. De allí que, ante todo, se aplique tanto a personas o doctrinas que se han separado de una raíz o un cauce madre. Encontramos estas dos acepciones reconocidas por la Real Academia Española: «conjunto de seguidores de una parcialidad religiosa o ideológica» y «doctrina religiosa o ideológica que se diferencia e independiza de otra». Todo cuanto se desgaja de algo (de un grupo de personas o de un conjunto doctrinal, es algo «sectario»). En tal sentido, la expresión «secta» no tiene un sentido necesariamente negativo, como no sería necesariamente positiva la realidad de la que se ha separado. Aristóteles se separa de las doctrinas de Platón, conservando algunas ideas del maestro pero desarrollándolas en otro sistema filosófico. En la Sagrada Escritura se habla, así, de «la secta de los saduceos» (Hch 5, 17), de «la secta de los fariseos» (Hch 15, 5), de «la secta de los nazoreos» (Hch 24, 5); el Apóstol Pablo, defendiéndose ante el procurador Félix, dice que pertenece al «Camino que ellos [sus enemigos] llaman secta» (Hch 24, 14); y así llamaban los judíos a los primeros cristianos (cf. Hch 28, 22).Otro alcance de esta expresión corresponde a la tercera acepción de la Real Academia: «conjunto de creyentes en una doctrina particular o de fieles a una religión que el hablante considera falsa». En este caso lo que define a una secta no es algo objetivo sino la calificación de tal que realiza «el hablante». En tal sentido secta puede convertirse en el adjetivo comodín con el que oportune et inoportune podemos designar a quien nos venga en gana descalificar. Así, por ejemplo pueden ser «sectarios» los musulmanes para los cristianos y viceversa, los capitalistas para los comunistas y recíprocamente, los rusos para los polacos e altretanto, e incluso los gallinas para los xeneises y éstos para aquéllos. Con esta seriedad deben leerse las definiciones de Silleta (a quien no llamaremos sectario simplemente para no caer en sus mismas zonzeras).Pero hay una tercera acepción del término «secta» que ha ido imponiéndose en las últimas décadas y que si bien se deriva de su sentido etimológico, implica, sin embargo, una restricción del mismo. Según este nuevo uso, el término «secta» designa puntual y exclusivamente, como dice Manuel Guerra Gómez, a «un grupo autónomo, no cristiano, fanáticamente proselitista, exaltador del esfuerzo personal, expectante de un inminente cambio maravilloso, ya colectivo (de la humanidad), ya individual (o del “hombre” en una especie de “superhombre”)»3. Ésta es la idea de secta que subyace en varios documentos pontificios4.En este último sentido, que es el que debemos utilizar hoy en día para que nuestro lenguaje no navegue impunemente por las aguas de la ambigüedad, una secta es un grupo, generalmente pequeño5 con cinco características:1º Es autónomo: o sea, independiente, no integrado de manera vinculante en una realidad o institución más amplia, cuyas decisiones deba acatar. Puede estar vinculado a un grupo más amplio; en tal caso, será una secta siempre y cuando lo sea la institución a la que se vincula. Al decir «autónomo» entendemos que ejerce esa autonomía en todas las dimensiones de la vida de sus adeptos: en la doctrina, en las normas morales y en la organización. Es precisamente dicha autonomía total respecto de cualquier otra entidad, la que explica que la autoridad del líder sea, a menudo, incuestionable e incluso despótica, y que abunden los cambios de doctrina en materias importantes.2º Es «no cristiano»: cuando hablamos del Cristianismo nos referimos principalmente a los católicos, ortodoxos, anglicanos y protestantes históricos (luteranos, calvinistas, etc.). Una secta en sentido estricto es, en cambio, un grupo «no cristiano», aunque muchas de ellas se presenten con una apariencia cristiana, sea porque hablan de Jesucristo o porque usan la Biblia. A una secta verdaderamente tal no podemos considerarla cristiana (protestante): a) porque no admite el mínimo dogmático requerido para ser cristiano protestante (por lo menos: la fe en la divinidad de Jesucristo, en el dogma de la Santísima Trinidad y el bautismo válidamente administrado); b) además porque, aún admitiendo y usando la Biblia (por ejemplo los Testigos de Jehová y los Mormones), también sostienen que la revelación sigue abierta al menos hasta la muerte de su fundador y no pocas hasta su director actual, o sea, indefinidamente; c) en fin, muchas de estas sectas o marginan la Biblia, que queda convertida en uno de tantos libros de índole religiosa, o, aunque le den un valor o autoridad especial, ésta es inferior al de los libros del fundador/a de la secta.3º Es fanáticamente proselitista: El Papa Juan Pablo II ha explicado: «La palabra “proselitismo” tiene un sentido negativo cuando refleja un modo de ganar adeptos no respetuoso de la libertad de aquellos a quienes se dirige una determinada propaganda religiosa»6. Y tal es la característica de estos movimientos religiosos: «Entre las características más sobresalientes de tales movimientos y sectas merecen citarse el proselitismo y el fanatismo religioso»7. 4º Es exaltador del esfuerzo personal: «En las sectas todo es obra del esfuerzo de los adeptos con la ayuda del grupo, pero sin la gracia divina. Prescindo de las excepciones (Soka Gakkai, iglesia cristiana palmariana, etc.) confirmatorias de la ley general, o sea, de las sectas en las que se cuenta con la ayuda divina, con la oración, etc.»8.5º Y espera un inminente cambio maravilloso, ya colectivo, ya individual: «Las sectas, dice Guerra Gómez, dan por supuesto que la humanidad de nuestro tiempo se halla en un período de decadencia, especie de Edad de Hierro de las mitologías de los pueblos indoeuropeos. El inminente cambio colectivo puede ser de naturaleza: a) apocalíptica: fin del mundo (Testigos de Jehová, Misión Rama, iglesia universal y triunfante, iglesia universal de Dios, etc.), catastrófica aunque sin fin del mundo (final de cada ciclo cósmico: harekrisnitas, etc., y demás sectas de origen hindú, también las budistas, etc.; guerra nuclear: mormonismo, etc.): b) utópica, bucólica o advenimiento de una nueva era, al modo de la mitológica Edad de Oro: Era Acuario (Nueva Era, Escuela arcana, Buena voluntad mundial, etc.), Nuevo Orden (masonería, etc.); el paso a un paraíso extraterrestre (sectas ufónicas: Misión Rama, Puerta del Cielo, etc.)». «El cambio maravilloso individual suele consistir en la transformación del “hombre” en una especie de “superhombre”. Es, de ordinario, la aspiración de las sectas “desacralizadas, esotéricas, etc.”, así como de los métodos llamados del potencial humano: Dianética (vinculada a la iglesia de la cienciología), Meditación trascendental, Método Silva del control mental, Instituto Arica, I AM/YO SOY (Nueva Era), yoga (hinduismo y sus sectas), zen (budismo), etcétera. Lo peligroso de esta transformación psicológica radica en que cada uno debe actuar según su conciencia, aunque sea errónea. Y lógicamente el que se cree “superhombre” no puede no mirar con conmiseración a los simples “hombres”, a los cuales forzará a aceptar de grado o por fuerza sus deseos de superdotado»9.Como vemos el uso del término «secta» por parte de presuntos «sectólogos» no es otra cosa que un abuso verbal, fruto o de la malicia de sus labios o de la debilidad de sus neuronas. Y hacen, en definitiva, un flaco servicio a la auténtica prevención del fenómeno sectario, del que, con mayor tino e intención dijo Juan Pablo II: «Los avances proselitistas de las sectas y de los nuevos grupos religiosos en América no pueden contemplarse con indiferencia. Exigen de la Iglesia en este continente un profundo estudio, que se ha de realizar en cada nación y también a nivel internacional, para descubrir los motivos por los que no pocos católicos abandonan la Iglesia. A la luz de sus conclusiones será oportuno hacer una revisión de los métodos pastorales empleados, de modo que cada Iglesia particular ofrezca a los fieles una atención religiosa más personalizada, consolide las estructuras de comunión y misión, y use las posibilidades evangelizadoras que brinda una religiosidad popular purificada, a fin de hacer más viva la fe de todos los católicos en Jesucristo, por la oración y la meditación de la palabra de Dios»10.

1  Efectivamente, corroboro lo que dice el consultante, pues en el artículo de A. Silleta, «¿Secta católica en Argentina?» (del 13 de julio de 2006) se lee: «No todos estos movimientos que nacieron a partir de Concilio Vaticano II son positivos, muchos tienen características sectarias y manipuladoras hacia sus miembros, además de lideres carismáticos y megalómanos. Por ejemplo, Tradición, Familia y Propiedad, Camino Neocatecumenal, Instituto del Verbo Encarnado, Sodalitium Christianae Vitae, Los legionarios de Cristo o la Comunidad Jerusalén del padre Antelo son ejemplos claros de sectas católicas» (www.clubdelarazon.org/content/view/36/29/). En el 2007 ha vuelto a acusar algunos de estos grupos como sectarios.
2  «Guitarrear» es un término de la jerga argentina, que significa improvisar en un examen o en una exposición oral, cuando no se tienen conocimientos del tema. Es una de las notas características del chanta.
3  Cf. M. Guerra Gómez, Historia de las religiones, Madrid 1999; Idem, Diccionario enciclopédico de las Sectas, Madrid 1998.
4  Por ejemplo, Sínodo de los Obispos, Asamblea especial para América. Encuentro con Cristo vivo, camino para la conversión, la comunión y la solidaridad en América. Instrumentum laboris, 1997, especialmente los nn. 45-46; también: Consejos Pontificios para la Cultura y para el Diálogo Interreligioso, Jesucristo portador del agua viva. Una reflexión cristiana sobre la «Nueva Era», 2003.
5  Aunque el número reducido de miembros no sea una nota definitoria (contra lo que opinan algunos), de todos modos, tiene importancia, pues facilita la acogida más cálida, el saberse querido, la pertenencia más personalizada y comprometida, etc.
6  Ecclesia in America, 73.
7  Sínodo de los Obispos, Asamblea especial para América, 45.
8  Cf. M. Guerra Gómez, Historia de las religiones, Madrid, (1999).
9  Cf. M. Guerra Gómez, Historia de las religiones, Madrid, (1999).
10  Juan Pablo II, Ecclesia in America, 73.