Es una sábana de lino, tejida a espina de pez, de 436 cm de largo y 110 cm de ancho incluida la lista longitudinal de cerca de cm 8. Sobre un solo lado de la tela son impresas las huellas frontales y dorsales de un hombre muerto después de haber sido crucificado. La huella del cuerpo humano es una imagen negativa, las impresiones y las huellas de sangre son en positivo.
· las análisis de las huellas de sangre han indicado la presencia de sangre humana, del tipo AB. Sobre la Sábana no hay huellas de pigmentos colorantes;
· en 1988 ha sido efectuada, sobre un fragmento de la Sábana Santa, la "prueba de datación" con el método del Carbono 14: los resultados dieron al tejido una datación entre el 1260 y el 1390 d.C. Estos resultados son hoy mismo objeto de discusión al interior de la misma comunidad científica; estudios experimentales más recientes han abierto otra vez el problema.
Datación, adecuada conservación, formación de la imagen: en torno a estos problemas la ciencia moderna sigue interrogándose
Algunos Hechos de la Sábana Santa
- Fotografiada por primera vez en 1898 por Secundo Pia.
- La imagen de la sábana es un negativo.
- La radiación que creó la imagen del cuerpo fue de arriba abajo, paralela a la gravedad, y no de costado (no pudo, por tanto, ser realizada como copia de una persona de pie)
- La imagen es similar a la de rayos X y muestra los huesos en la mano, el rostro, etc.
- Los píxeles intensamente concentrados que constituyen el cuerpo principal de la imagen no pueden ser duplicados por ningún procedimiento conocido hasta hoy.
- La imagen no fluorece como lo hacen otras producidas por quemaduras en la misma tela.
- No hay imágenes debajo de la sangre.
- Las marcas de los latigazos (aproximadamente 120) son reactivos a los rayos ultravioleta como lo serían los residuos de sangre.
- Existe un alto contenido de bilirrubina en los rastros de sangre, como se esperaría en la sangre de una persona con las tensiones de una tortura.
- Polen de flores que crecen en la época de Pascua en el Mar Muerto se encuentran en la tela, así como residuos de polen de Francia y Turquía.
- Polvo de tipo travertino-aregenito, como el que se encuentra en los alrededores de Jerusalén como el que se encuentra en los alrededores de Jerusalén, fue encontrado en los pies, rodillas y nariz de la imagen.
- Hay signos de crecimiento microbiológico en las fibras del lino, las mismas que también afectan los exámenes de Carbono 14.
Cronología de la Sábana Santa
Siglo I: Los Evangelio relatan que el manto que envolvió a Jesús se encontraba plegado. El manto habría sido recogido y custodiado por los cristianos. Para los hebreos, el manto que había rodeado un cadáver era un objeto impuro que no podía ser expuesto.
944 – Los ejércitos bizantinos, en el curso de una campaña contra el sultanato árabe de Edessa, se apoderan del Mandylion y lo llevan solemnemente a Constantinopla el 16 de Agosto. El Mandylion era en realidad la Síndone plegada ocho veces de modo que se viera sólo el rostro.
1171 - Manuel I muestra a Amalrico, rey de los Latinos de Jerusalén, las reliquias de la Pasión, entre las cuales está la Sábana.
1204 - Robert de Clary, cronista de la IV Cruzada, escribe que: "Todos los Viernes la Síndone es expuesta en Constantinopla [...] pero ninguno sabe qué ha sido de la tela después que fuera saqueada la ciudad". La Sábana desaparece de Constantinopla y es probable que el temor a las excomuniones que pesaban sobre los ladrones de reliquias, haya alentado su ocultamiento. Diversos historiadores suponen que la reliquia fue llevada a Europa y conservada durante un siglo y medio por los Templarios.
1356 - Geoffroy de Charny, un cruzado homónimo del anterior, entrega el Sudario a los canónigos de Lirey, cerca de Troyes, en Francia. Geoffroy explicó que había poseído la reliquia durante tres años.
1389 - Pierre d'Arcis, Obispo de Troyes, prohibe la exhibición de la Síndone.
1390 - Clemente VII, antipapa de Avignon, se refiere a la Sábana Santa en dos cartas.
1506 – El Papa Julio II aprueba la Misa y el Oficio propio de la Síndone, permitiendo el culto público.
1532 - Incendio en Chambéry en la noche del 3 al 4 de diciembre: La urna de madera revestida de plata que guarda el Sudario se quema en una esquina y algunas gotas de plata derretida atraviesa los diversos estratos plegados del lino. Dos años después, las Clarisas coserán los parches actualmente visibles.
1535 – Por motivos bélicos, la tela es transferida a Turín, luego a Vercelli, Milán, Niza y nuevamente a Vercelli; donde permanece hasta 1561, cuando es regresado a Chambéry.
1694 – El 1 de junio se coloca definitivamente en la Capilla del Arquitecto Guarino Guarini, anexa al Domo de Turín. Aquel mismo año el beato Sebastiano Valfré refuerza los bordes y los remiendos.
1706 – En Junio, el Sudario es transferido a Génova a causa del asedio de Turín, al fin del cual es regresado a la ciudad.
1931 - Durante la exhibición por el matrimonio de Umberto de Savoia, la Síndone es fotografiada nuevamente por Giuseppe Enrie, fotógrafo profesional.
1933 - Exhibición para conmemorar el XIX Centenario de la Redención.
1939/1946 - Durante la Segunda Guerra Mundial, la Síndone es oculta en el Santuario de Montevergine (Avellino) del 25 de Setiembre de 1939 al 28 de octubre de 1946.
1969 - Del 16 al 18 de Junio se produce un reconocimiento de la reliquia de parte de una comisión de estudio nombrada por el Cardenal Michele Pellegrino. Se realiza la primera fotografía a colores, tomada por Giovanni Battista Judica Cordiglia.
1973 – Primera exhibición televisiva en directo (23 de Noviembre).
1978 – Celebración del IV Centenario de la transferencia de la Síndone de Chambéry a Turín, con exhibición pública del 26 de Agosto al 8 de Octubre. Se realiza también el primer Congreso Internacional de Estudio. Los expertos de STURP (Shroud of Turin Research Project), efectúan la investigación de 120 horas.
1980 - Durante la visita a Turín el 13 de Abril, el Papa Juan Pablo II venera la reliquia.
1983 - El 18 de Marzo muere Umberto II de Savoia; donando la Síndone al Papa.
1988 - El 21 de Abril se toman porciones de la reliquia para la cuestionada prueba del Carbono 14.
1992 - El 7 de Setiembre un nuevo grupo de expertos efectúa un reconocimiento de la Sagrada Tela para ver la manera de mejorar su preservación.
1993 - El 24 de febrero la Síndone se transfiere tras el altar mayor del Domo de Turín para permitir los trabajos de restauración de la capilla guariniana.
1995 - El 5 de Setiembre el Cardenal Giovanni Saldarini anuncia las dos próximas exhibiciones, del 18 de Abril al 14 de Junio de 1998 (para celebrar el centenario de la primera fotografía) y del 29 de Abril al 11 de Junio del 2000 (con ocasión del Gran Jubileo de la Redención).
1997 – En la noche entre el 11 y el 12 de Abril un incendio daña gravemente la capilla de la Síndone. El bombero Mario Trematore rompe la estructura de vidrio y salva la reliquia.
1998 – El 18 de Abril se inicia la actual exhibición.
La Sábana Santa
Extractos del discurso de Juan Pablo II, durante la celebración de la Palabra en la Catedral de Turín, ante la Sábana santa, domingo 24 de mayo de 1998
Amadísimos hermanos y hermanas:
1. Con la mirada dirigida a la Sábana santa, deseo saludaros cordialmente a todos vosotros, fieles de la Iglesia de Turín. Saludo a los peregrinos que durante el período de esta ostensión vienen de todo el mundo para contemplar uno de los signos más conmovedores del amor sufriente del Redentor.
A la luz de la presencia de Cristo en medio de nosotros, me he arrodillado ante la Sábana santa, el precioso lienzo que nos puede ayudar a comprender mejor el misterio del amor que nos tiene el Hijo de Dios.
Ante la Sábana santa, imagen intensa y conmovedora de un dolor indescriptible, deseo dar gracias al Señor por este don singular, que pide al creyente atención amorosa y disponibilidad plena al seguimiento del Señor.
2. La Sábana santa es un reto a la inteligencia. Ante todo, exige de cada hombre, en particular del investigador, un esfuerzo para captar con humildad el mensaje profundo que transmite a su razón y a su vida. La fascinación misteriosa que ejerce la Sábana santa impulsa a formular preguntas sobre la relación entre ese lienzo sagrado y los hechos de la historia de Jesús. Dado que no se trata de una materia de fe, la Iglesia no tiene competencia específica para pronunciarse sobre esas cuestiones. Encomienda a los científicos la tarea de continuar investigando para encontrar respuestas adecuadas a los interrogantes relacionados con este lienzo que, según la tradición, envolvió el cuerpo de nuestro Redentor cuando fue depuesto de la cruz. La Iglesia los exhorta a afrontar el estudio de la Sábana santa sin actitudes preconcebidas, que den por descontado resultados que no son tales; los invita a actuar con libertad interior y respeto solícito, tanto en lo que respecta a la metodología científica como a la sensibilidad de los creyentes.
3. Para el creyente cuenta sobre todo el hecho de que la Sábana santa es espejo del Evangelio. En efecto, si se reflexiona sobre este lienzo sagrado, no se puede prescindir de la consideración de que la imagen presente en él tiene una relación tan profunda con cuanto narran los evangelios sobre la pasión y muerte de Jesús, que todo hombre sensible se siente interiormente impresionado y conmovido al contemplarlo. Además, quien se acerca a la Sábana santa es consciente de que no detiene en sí misma el corazón de la gente, sino que remite a Aquel a cuyo servicio lo puso la Providencia amorosa del Padre. Por tanto, es justo alimentar la conciencia del precioso valor de esta imagen, que todos ven y nadie, por ahora, logra explicar. Para toda persona reflexiva es motivo de consideraciones profundas, que pueden llegar a comprometer su vida.
Así, la Sábana santa constituye un signo verdaderamente singular que remite a Jesús, la Palabra verdadera del Padre, e invita a conformar la propia vida a la de Aquel que se entregó a sí mismo por nosotros.
4. En la Sábana santa se refleja la imagen del sufrimiento humano. Recuerda al hombre moderno, distraído a menudo por el bienestar y las conquistas tecnológicas, el drama de tantos hermanos, y lo invita a interrogarse sobre el misterio del dolor, para profundizar en sus causas. La impronta del cuerpo martirizado del Crucificado, al testimoniar la tremenda capacidad del hombre de causar dolor y muerte a sus semejantes, se presenta como el icono del sufrimiento del inocente de todos los tiempos: de las innumerables tragedias que han marcado la historia pasada, y de los dramas que siguen consumándose en el mundo.
Ante la Sábana santa, ¿cómo no pensar en los millones de hombres que mueren de hambre, en los horrores perpetrados en las numerosas guerras que ensangrientan a las naciones, en la explotación brutal de mujeres y niños, en los millones de seres humanos que viven en la miseria y humillados en los suburbios de las metrópolis, especialmente en los países en vías de desarrollo? ¿Cómo no recordar con conmoción y piedad a cuantos no pueden gozar de los derechos civiles elementales, a las víctimas de la tortura y del terrorismo, y a los esclavos de organizaciones criminales?Al evocar esas situaciones dramáticas, la Sábana santa no sólo nos impulsa a salir de nuestro egoísmo; también nos lleva a descubrir el misterio del dolor que, santificado por el sacrificio de Cristo, engendra salvación para toda la humanidad.
5. La Sábana santa es también imagen del amor de Dios, así como del pecado del hombre. Invita a redescubrir la causa última de la muerte redentora de Jesús. En el inconmensurable sufrimiento que documenta, el amor de Aquel que "tanto amó al mundo que dio a su Hijo único" (Jn 3, 16) se hace casi palpable y manifiesta sus sorprendentes dimensiones. Ante ella, los creyentes no pueden menos de exclamar con toda verdad: "Señor, ¡no podías amarme más!", y darse cuenta en seguida de que el pecado es el responsable de ese sufrimiento: los pecados de todo ser humano.
Al hablarnos de amor y de pecado, la Sábana santa nos invita a todos a imprimir en nuestro espíritu el rostro del amor de Dios, para apartar de él la tremenda realidad del pecado. La contemplación de ese Cuerpo martirizado ayuda al hombre contemporáneo a liberarse de la superficialidad y del egoísmo con los que, muy a menudo, considera el amor y el pecado. La Sábana santa, haciéndose eco de la palabra de Dios y de siglos de conciencia cristiana, susurra: cree en el amor de Dios, el mayor tesoro dado a la humanidad, y huye del pecado, la mayor desgracia de la historia.
6. La Sábana santa es también imagen de impotencia: impotencia de la muerte, en la que se manifiesta la consecuencia extrema del misterio de la Encarnación. Ese lienzo sagrado nos impulsa a afrontar el aspecto más desconcertante del misterio de la Encarnación, que es también el que muestra con cuánta verdad Dios se hizo verdaderamente hombre, asumiendo nuestra condición en todo, excepto en el pecado. A todos desconcierta el pensamiento de que ni siquiera el Hijo de Dios resistió a la fuerza de la muerte; pero a todos nos conmueve el pensamiento de que participó de tal modo en nuestra condición humana, que quiso someterse a la impotencia total del momento en que se apaga la vida. Es la experiencia del Sábado santo, paso importante del camino de Jesús hacia la gloria, de la que se desprende un rayo de luz que ilumina el dolor y la muerte de todo hombre.
La fe, al recordarnos la victoria de Cristo, nos comunica la certeza de que el sepulcro no es el fin último de la existencia. Dios nos llama a la resurrección y a la vida inmortal.
7. La Sábana santa es imagen del silencio. Existe el silencio trágico de la incomunicabilidad, que tiene en la muerte su mayor expresión; y existe el silencio de la fecundidad, propio de quien renuncia a hacerse oír en el exterior, para alcanzar en lo profundo las raíces de la verdad y de la vida. La Sábana santa no sólo expresa el silencio de la muerte, sino también el silencio valiente y fecundo de la superación de lo efímero, gracias a la inmersión total en el eterno presente de Dios. Así, brinda la conmovedora confirmación del hecho de que la omnipotencia misericordiosa de nuestro Dios no ha sido detenida por ninguna fuerza del mal, sino que, por el contrario, sabe hacer que incluso la fuerza del mal contribuya al bien. Nuestro tiempo necesita redescubrir la fecundidad del silencio, para superar la disipación de los sonidos, de las imágenes y de la palabrería, que muy a menudo impiden escuchar la voz de Dios.
8. Amadísimos hermanos y hermanas, vuestro arzobispo, el querido cardenal Giovanni Saldarini, custodio pontificio de la Sábana santa, ha propuesto como lema de esta ostensión solemne las palabras: "Todos los hombres verán tu salvación". Sí, la peregrinación que grandes multitudes están realizando a esta ciudad es precisamente un "venir a ver" este signo trágico e iluminador de la Pasión, que anuncia el amor del Redentor. Este icono del Cristo abandonado en la condición dramática y solemne de la muerte, que desde hace siglos es objeto de significativas representaciones y que, desde hace cien años, gracias a la fotografía, se ha difundido en muchísimas reproducciones, nos exhorta a penetrar en el misterio de la vida y de la muerte para descubrir el mensaje, grande y consolador, que se nos da en ella. La Sábana santa nos presenta a Jesús en el momento de su máxima impotencia, y nos recuerda que en la anulación de esa muerte está la salvación del mundo entero. La Sábana santa se convierte, así, en una invitación a vivir cada experiencia, incluso la del sufrimiento y de la suprema impotencia, con la actitud de quien cree que el amor misericordioso de Dios vence toda pobreza, todo condicionamiento y toda tentación de desesperación.
Juan Pablo II
24 de mayo de 1998
Fuente: http://www.iglesia.org/